Puede superar los 90 centímetros, pesa hasta 18 kilos, y se alimenta principalmente de gusanos marinos.

Los que vivimos en clima templado o mediterráneo estamos acostumbrados a ver caracoles de un tamaño relativamente pequeño. Estos curiosos animales, que suelen salir de sus escondites después de llover, y que en España tienen dedicada incluso una canción infantil, no superan los 4 o 5 centímetros, y si encontramos alguno más grande, suele desencadenar una reacción de sorpresa y admiración.

Pero más curiosidad, sorpresa y admiración despiertan los caracoles gigantes africanos, representados principalmente por tres especies: Achatina achatina, Archachatina marginata y Lissachatina fulica.

Estas tres especies de gasterópodo representan los caracoles terrestres más grandes del mundo. Las tres de tamaño similar, con conchas que alcanzan hasta 30 centímetros de longitud. Son especies omnívoras; aunque de forma natural basan su dieta en plantas, pueden consumir excrementos y alimentos de origen animal.

A.achantina procede de la costa de África Occidental, entre Sierra Leona y Nigeria; A. marginata ocupa territorios más al sur, entre Camerún y la República Democrática del Congo; y L. fulica, se distribuye por la costa de África Oriental, desde Somalia hasta Tanzania.
Sin embargo, se han encontrado ejemplares de las tres especies lejos de su hábitat natural; especialmente en el norte de Sudamérica, las costas orientales de México, las islas del Caribe y algunas zonas de Estados Unidos. Son lugares donde no han llegado accidentalmente, sino que han sido exportados como especies mascota, especialmente la especie Lissachatina fulica. Es un animal muy fácil de mantener, hermafrodita y bastante prolífico, aunque tarda entre 5 y 6 meses en alcanzar la edad reproductiva. Durante sus diez años de vida puede llegar a poner más de 1 000 huevos.

En España, Lissachatina fulica está catalogada como especie exótica invasora desde 2013, capaz de asentarse en gran cantidad de hábitats, desde áreas agrícolas, pasando por matorrales y zonas húmedas, hasta bosques. Puede invadir también parques y jardines urbanos. Se trata de una especie muy voraz, que compite fuertemente con las especies nativas. Además es vector de varias especies de parásitos, entre las que destaca el nematodo Angiostrongylus cantonensis, que afecta a humanos y a otros mamíferos, y causar meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal.
Tal es el riesgo, que en agosto de 2017, en Bilbao, la Guardia Civil intervino 22 ejemplares de este caracol a una ciudadana que los transportaba ilegalmente desde Lagos (Nigeria).

Los caracoles gigantes africanos son los caracoles terrestres más grandes conocidos. Pero la clave está en el término ‘terrestre’, y es que, como suele ser habitual, el mar puede permitirse criaturas más grandes. Y efectivamente, los gasterópodos más grandes del mundo se encuentran en los océanos.
Uno de los caracoles más grandes que existen es el tritón gigante (Charonia tritonis), dueño de una de las conchas más apreciadas por coleccionistas y aficionados a la malacología; no tiene relación con los anfibios, sino que es llamado así por el mítico personaje griego, hijo de Poseidón y Anfitrite, que usaba una gran caracola a modo de trompeta. De hecho, se ha empleado históricamente para la fabricación de instrumentos musicales, como el horagai japonés, o la pūtātara maorí.
La concha espiral del tritón gigante puede alcanzar los 50 centímetros de longitud. Se extiende por los Océanos Pacífico e Índico, y llega a entrar al mar Rojo. De hábitos depredadores, es una de las pocas especies capaz de cazar la estrella de mar corona de espinas, una especie que a su vez es voraz con los corales en la Gran Barrera australiana. De hecho, se cree que la captura excesiva del tritón gigante ha provocado la superpoblación de corona de espinas, poniendo en riesgo los arrecifes.
De un tamaño aún mayor es el caracol chacpel (Triplofusus giganteus), un gasterópodo con una concha que supera los 60 centímetros de longitud y depredadora de otros caracoles de menor tamaño, cayendo incluso en el canibalismo. Es un endemismo de la costa atlántica americana, y se distribuye desde Quintana Roo, por todo el golfo de México, hasta la zona de Norfolk, al sur del estado de Virginia.
Pero aún hay una especie de caracol más grande.
La trompeta australiana, el caracol más grande del mundo

En las costas orientales de Australia, Papúa Nueva Guinea e Indonesia vive el gasterópodo con la concha conocida más grande: puede alcanzar los 91 centímetros, y un peso de hasta 18 kilos. Se conoce como trompeta australiana (Syrinx auranus), vive en la región intermareal y en la zona litoral, a unos 30 metros de profundidad. Es relativamente fácil de ver en zonas de buceo donde no haya sido capturado de forma masiva.

Es una especie depredadora, se alimenta de poliquetos de la familia de los acoétidos, gusanos marinos que pueden medir hasta un metro de largo, y que viven en tubos construidos bajo el suelo. Este caracol gigante extrae los gusanos succionando con la probóscide, una especie de trompa larga y extensible de 25 centímetros de longitud. Aparte de este detalle y aunque es una especie muy famosa para los coleccionistas, su comportamiento y su ecología no son bien conocidos aún. Aún es necesaria mucha más investigación para llegar a comprender a esta especie tan fascinante.

Fuente - Fotos: MuyInteresante.com